Soy consciente. Sé cuál fue la causa de este eterno malestar, y también sé cuáles fueron los sucesos que lo alimentaron. Sé exactamente cuándo inició todo. Es tan raro ser tan consciente de todo y, aun así, no poder hacer nada al respecto. No tengo idea de qué hacer ni de cómo enmendarlo. En algún punto me di por vencida. Me siento derrotada, como si ya no hubiera más por hacer. Conozco todo, sé que no hay remedio, y solo quiero que todo termine. Aunque intento olvidar, los recuerdos me invaden, dejándome sin aliento.
“¿Por qué no puedo olvidar? ¿Por qué no me permito olvidar? ¿Por qué torturarme y castigarme por los pecados de alguien más? ¿Por qué lastimarme tanto?” Desde mi perspectiva, el único error fue haber confiado, haber pensado que podía apoyarme en alguien... Desde el inicio, nada estuvo bien.
No puedo evitar sentir tanto dolor. No puedo controlar lo que siento. No puedo perdonar ni perdonarme. No puedo vivir fingiendo que nada pasó. No puedo verlos a la cara sin sentirme decepcionada. Hay días en los que no puedo ver mi reflejo sin sentirme hastiada. Mi nombre, mi cuerpo, mi mente y mi alma... Simplemente quisiera borrar todo rastro de mí. En ocasiones, no puedo evitar odiarme tanto.

No hay comentarios:
Publicar un comentario